Escultura de San Roque

Una de las pocas efigies que cobija la Capilla Virgen Purificada de Canincunca es la de San Roque, escultura que ocupa el nicho con altar que existe en la nave del lado de la epístola. Es una imagen probablemente de mediados del siglo XVIII, realizada en maguey y tela encolada.

En correspondencia a su iconografía lleva los distintivos atributos de este Santo. Ataviado como peregrino, viste sombrero, botas, capa y cordón franciscano ciñendo la túnica.

Enseña el bubón pestilente en el muslo y lo acompaña la figura de un can, también tallado en maguey.
En clara alusión a su poder sanador, porta un pequeño bule (vasija elaborada con el fruto de la calabaza, utilizada para transportar líquidos) donde se lee «MEDICAMENTO».

La presencia de esta imagen, su iconografía y dicha “medicina” cumplía con representar dos roles. Por un lado el de protector de los viajeros, mientras que el otro directamente relacionado con ahuyentar la peste y las enfermedades, al tiempo que también desempeñaba el papel de sanador y auxilio de los enfermos. Esto explica que su presencia sea frecuente en las afueras de las poblaciones o núcleos urbanos, junto a los principales caminos, para protegerlos del ingreso de la peste y amparando a los transeúntes que se encomiendan al santo caminante.