Portada Retablo – Templo San Pedro Apóstol de Andahuaylillas

La portada de ingreso tiene un arco de medio punto que lleva una inscripción con grandes letras capitulares en bajo relieve y sobredoradas, en la que se lee: BENE FUNDATA EST DOMINUS DOMINI SUPRA FIRMAM PETRAM PETRI.

“BIEN FUNDADA ES LA CASA DE DIOS SOBRE LA FIRME PIEDRA, QUE ES PEDRO”

Con este texto, se simboliza a san Pedro como el cimiento de la iglesia, sobre el cual se construye este templo, realizado con el cuidado necesario para representar la devoción de la comunidad de Andahuaylillas y con ello la dignidad que merece la Casa de Dios.


Cielo raso - Capilla Virgen Purificada de Canincunca

Presenta rombos con apliques circulares centrales en cada uno de ellos, trabajados en relieve, en yeso con acabado en pan de oro. Tiene rica policromía en rojo, azul y blanco, además de detalles decorativos en relieve realizados a base de cola tela y yeso con acabado en pan de oro, que data del siglo XVII.


Alegoría de la hora de la muerte - Templo San Juan Bautista de Huaro

Ubicada en el muro de la nave junto al espacio del sotocoro, muestra variada iconografía que representa la fragilidad y cortedad de la vida, la igualdad de los hombres ante la muerte, no solo en edad sino en la categoría social, se le atribuye a Tadeo Escalante. Siglo XVIII.

La Muerte marca la hora del fin con su reloj de arena y la segadora de trigo, símbolo del corte de la vida. El Homo Bulla juega con pompas de jabón que simbolizan la fragilidad de la vida.

Símbolos que aluden a jerarquías eclesiásticas y poderes civiles, como príncipes o reyes, así como papas o cardenales y con ello demostrar que no existen límites del actuar de la Muerte.

La Muerte acompaña la cuna de un infante, mostrando que para ella no existen límites temporales de la vida. El demonio acecha debajo de la cama, con el propósito de acarrear el alma a su poder.


Retablo del Señor de Burgos

En el lado del Evangelio del Templo de la Compañía de Jesús del Cusco, forma una capilla en cuyo muro de cabecera se encuentra el retablo del Señor de Burgos, de estilo Barroco. De grandes dimensiones, es una talla en madera de cedro, del siglo XVIII, e inusualmente sin el acabado de pan de oro.

Tiene tres cuerpos y tres calles. La hornacina central contiene la escultura del Cristo Crucificado y a los costados las imágenes de San Juan y la Virgen Dolorosa. Debajo está el sagrario donde actualmente se guarda el copón con la Sagrada Forma para las misas diarias. En la parte superior de la capilla se encuentra el angosto corredor y la pared en media luna, presenta ventana central.


El Artesonado Mudéjar

Es un elemento arquitectónico de extraordinaria calidad, es uno de los pocos ejemplos que existen en templos de la región de Cusco y posiblemente el más importante.

El mudéjar, fue el arte de los moriscos o descendientes de musulmanes que quedaron en los reinos cristianos de España después de la Reconquista de estos reinos en el siglo XV, este estilo estuvo en boga en la Península Ibérica en los siglos XV y XVI, influencia que se traslada al Nuevo Mundo y a los Andes con el arribo de los peninsulares durante el siglo XVI y que se introdujo en edificios religiosos y civiles hasta el siglo XVIII.

Gracias a las investigaciones del arquitecto historiador Ramón Gutiérrez, se conoce que el autor del artesonado y el arco triunfal es el notable arquitecto y escultor español Martín de Torres y un colaborador suyo de nombre Bartolomé de Nápoles.
Es de base octogonal, conformando en conjunto una artesa invertida, simulando ser parte de la estructura de la cubierta. Está construido con rollizos de madera y encañado de “kurkur”, cubiertos de barro para modelar los palos en sección regular aparentando ser madera aserrada y formar los entrepaños bajo el encañado. Por encima de la estructura también posee una gruesa capa de barro a manera de protección.

La composición del artesonado está dada por una estrella de ocho puntas, situada al centro, flanqueado por dos pinjantes y conchas veneras en los extremos. En los ocho vértices del encuentro del artesonado se sitúan ocho querubines en pasta de yeso sobre tela encolada, policromado y dorado. La decoración pictórica tiene dos momentos, en el primero tiaras y llaves en los entrepaños y motivos florales en los maderos que corresponden al siglo XVII, en el segundo motivos geométricos y florales sobre fondo azul, decoración del siglo XVIII. Está adornado por cartelas, estrellas y rosetones moldurados en pasta de yeso con acabado en pan de oro. Completa la composición dos vigas tirante pareadas, con presencia de veneras en el almizate y pinjantes dorados en el artesonado.


Escultura de San Roque

Una de las pocas efigies que cobija la Capilla Virgen Purificada de Canincunca es la de San Roque, escultura que ocupa el nicho con altar que existe en la nave del lado de la epístola. Es una imagen probablemente de mediados del siglo XVIII, realizada en maguey y tela encolada.

En correspondencia a su iconografía lleva los distintivos atributos de este Santo. Ataviado como peregrino, viste sombrero, botas, capa y cordón franciscano ciñendo la túnica.

Enseña el bubón pestilente en el muslo y lo acompaña la figura de un can, también tallado en maguey.
En clara alusión a su poder sanador, porta un pequeño bule (vasija elaborada con el fruto de la calabaza, utilizada para transportar líquidos) donde se lee "MEDICAMENTO".

La presencia de esta imagen, su iconografía y dicha “medicina” cumplía con representar dos roles. Por un lado el de protector de los viajeros, mientras que el otro directamente relacionado con ahuyentar la peste y las enfermedades, al tiempo que también desempeñaba el papel de sanador y auxilio de los enfermos. Esto explica que su presencia sea frecuente en las afueras de las poblaciones o núcleos urbanos, junto a los principales caminos, para protegerlos del ingreso de la peste y amparando a los transeúntes que se encomiendan al santo caminante.


El Árbol de la Vida o Árbol Vano

Hacia el lado izquierdo de la gran puerta de ingreso del Templo San Juan Bautista de Huaro, Tadeo Escalante pintó el conocido mural del árbol vano o el Árbol de la Vida, tomado de un grabado del artista flamenco Jerónimo Wierix, presente en un lienzo en la catedral de Segovia en España y en un cuadro que Marcos Zapata pintó para la Catedral de Cuzco en el siglo XVIII.

El árbol vano presenta en la copa un banquete con tres parejas sentadas alrededor de la elegante mesa de banquete, vestidos a la usanza cortesana del siglo XVIII. Rodean la mesa criados con viandas, a un extremo dos músicos tocan el violín y el arpa, mientras una pareja interpreta una danza que parece de origen americano por el uso del pañuelo en las manos. Este alegre grupo es sorprendido por la muerte que hacha en mano intenta derribar el árbol del cual pende una campana que Cristo toca anunciando el fin, representando lo efímero de la vida, mientras el demonio ayuda a derribar el árbol tirando de una cuerda. Al costado de Jesucristo, la Virgen María de rodillas y con las manos juntas suplica a su Hijo por la salvación de los pecadores. María está representada como intercesora de los hombres ante Jesús, en la hora final.


Sacristía - Templo de la Compañía de Jesús del Cusco

Sus muros están decorados con lienzos de la Escuela Cusqueña de los siglos XVII y XVIII. Los muebles coloniales que conforman parte del equipamiento de este espacio, son una alacena que guarda los objetos litúrgicos y una cómoda para el vestuario sagrado, en actual uso. De manufactura cusqueña, son tallas en madera de cedro del siglo XVIII.

En la actual sacristía se localizan dos esculturas talladas en madera, una representa a San Jerónimo Penitente y la otra a San Francisco de Asís. Ambas están datadas como del siglo XVII y, a pesar que se desconoce el nombre de su autor, han sido continuamente referidas por la bibliografía debido a su notable estética y la destreza de la gubia de su artífice.

Algunos investigadores han atribuido estas tallas a un escultor de nombre Diego Quispe, del que no se conocen más referencias.


Portada Pentalingüe - Templo San Pedro Apóstol de Andahuaylillas

Conocida con este nombre debido a que el mural pintado alrededor de la misma, lleva escrito en cinco idiomas el lema del bautismo católico, “Yo te bautizo en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo”, estos idiomas son: Español del siglo XVII, Quechua, Aymara y Puquina.

El texto en latín está en la cartela que corona la misma y reza: Egote/baptizoin/ nomine pa/tris/filis/spiritvs/santi/amen.

En la parte superior del dintel, se lee en el español del siglo XVII, “Yo te bautizo en el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo.

En el arco de acceso, se lee en quechua, idioma nativo andino, Ñocam baptizaiqui, YaYa / Chvrip Espiritu Sanctop /Svimpi. Ave.

El texto en aymara, el otro importante idioma originario del sur andino está pintado en las columnas laterales internas que flanquean la entrada, de izquierda a derecha: [ … ] Asma Avqvina / Yo Cansa /espiritv Sanctvn.

Finalmente, el lema en puquina un idioma ya desaparecido, el quinto idioma que está pintado en letras blancas, de izquierda a derecha en el exterior lateral de la portada dice: Nacvin / Sinyqyile / Chvscvm / Espiritv Sanct.

 

La portada remata con un mural que representa querubines sosteniendo la cartela que contiene el texto mencionado en latín, ese ejemplo de detalle es único en su género en el muralismo cusqueño.


Juan Pérez de Bocanegra

La historia de Andahuaylillas ligada a la política evangelizadora de la Corona española y al templo, resalta la figura de su doctrinero Juan Pérez de Bocanegra. Su labor en la evangelización de su feligresía en Andahuaylillas, durante casi una década, entre 1618 y 1628, se tradujo en la propuesta de mandar pintar los muros del templo con grandes programas evangelizadores. A él se le atribuye haber comprometido al pintor criollo Luis de Riaño a trabajar los murales y algunos de los lienzos que admiramos hoy en el templo.

Durante su estadía en Andahuaylillas, escribió seis libros. Su obra más importante fue el libro “Ritual Formulario e institución de curas para administrar a los naturales de este reino, los santos sacramentos del bautismo, confirmación eucaristía y viático, penitencia extremaunción y matrimonio, con advertencias muy necesarias”, publicada en 1631, esta obra fue el primer manual para el uso de los curas rurales y a la vez un cuestionario para la confesión de los nativos, de sus rituales andinos.

Se atribuye a Pérez Bocanegra haber compuesto el himno cristiano Hanaq Pachaq Kusikuynin. Este célebre canto procesional fue incluido al final de su manual eclesiástico el Ritual Formulario. Según los conocedores, el himno es el ejemplo más antiguo de polifonía vocal publicado en las Américas. El himno es interpretado en la actualidad durante las celebraciones de Semana Santa, Corpus Christi y otras importantes celebraciones y conmemoraciones de la liturgia católica.

En una de las caras del púlpito de yesería del siglo XVII, aún se puede apreciar al Presbítero Juan Pérez de Bocanegra (de rodillas).
"Hanaq Pachaq Kusikuynin", interpretado por la Soprano Gladis Huamán junto a la orquesta Sinfónica del Cusco:
https://youtu.be/-8TU0jbmYWM/